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¿Son los NFT un problema para la sostenibilidad?

NFT es uno de los términos de moda en el mundo tecnológico. El desarrollo de las TIC va tan rápido que cada poco tiempo se incorporan al vocabulario técnico nuevas tendencias que, dependiendo del éxito, se incorporarán a la sociedad o acabaran olvidadas. El metaverso es la nueva ola que aún está por ver si realmente triunfa. Pero los NFT ya han acaparado la atención de un gremio como el artístico. Veamos cómo son de sostenibles estos tokens.

Por Manuel Navarro

NFT es el acrónimo de Non Fungible Token y empezó a sonar en el imaginario colectivo después de que varias personas empezaran a adquirir dibujos de rocas virtuales a partir de 250.000 euros cada una. Vendidas a través de la web Etherock.com, cada vez que alguien adquiría una, las siguientes subían de precio. ¿Y por qué la gente paga semejante cantidad de dinero por el dibujo de una roca que podría hacer algún menor de Educación Infantil? Dejando a un lado lo que pasa por la cabeza de estos compradores, se supone que lo hacen como fórmula de inversión ya que según anunciaba la propia página web “estas rocas virtuales no tienen ningún propósito salvo ser compradas y vendidas y dar al poseedor el orgullo de ser el dueño de una de estas 100 piedras exclusivas”.

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¿Qué es un NFT?

Es en esta última palabra donde encontramos al NFT, ya que es el responsable de dar autenticidad a la roca virtual. A fin de cuentas, eso es lo que significa “Non Fungible”, que es único y que no puede ser reemplazado por otra cosa. En realidad, un NFT puede ser cualquier cosa digital. Puede ser una canción, un dibujo, una línea pintada con paint o el supuesto cerebro de una persona que ha sido descargado y vendido como una inteligencia. Sí, también puede ser el meme chapucero que has creado para que se rían tus familiares y amigos. Pero el entusiasmo por este tipo de tokens ha venido porque los artistas han descubierto que pueden sacar un buen beneficio (al menos mientras dure la moda) vendiendo (supuesto) arte digital. Si lo trasladáramos al mundo real, algo fungible sería el dinero o una colección de cromos: se puede intercambiar. Algo no fungible sería la Mona Lisa: no hay otro cuadro igual.

La otra parte del acrónimo es el de la T de token. Por regla general, el token viene a ser como una ficha digital y suele ser confundido con una criptomoneda, aunque la realidad es que abarca algo más. Trasladado al mundo real se puede decir que es como la ficha que sirve para montar en el coche de choque o la que permite jugar a la ruleta en el casino. Lo emite una empresa y tiene el valor que esa empresa le quiera dar. En el mundo digital el token puede servir para muchas cosas: un casino digital que emite fichas (tokens) digitales para jugar al blackjack, un supermercado que da puntos (tokens) para su programa de fidelización, etc. Las criptomonedas, también son tokens, pero la diferencia es que sólo tienen como finalidad ser un medio de pago, exactamente igual que el dinero físico.

¿Entonces los NFT son criptomonedas? Tampoco. Nuevamente en el acrónimo encontramos la clave para diferenciarlo. Los NFT son no fungibles, no se pueden intercambiar, son únicos. Evidentemente, las criptomonedas son fungibles y, al ser un medio de pago, se pueden intercambiar.

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El mundo del arte y la sostenibilidad

Los artistas han visto que los NFT pueden suponer unos ingresos rápidos, ahora que hay una fiebre por la adquisición de supuestas obras artísticas digitales. Tiene su lógica: si alguien ha pagado 250.000 euros por el dibujo de una roca, imaginen lo que se podría llegar a pagar por la obra de un artista más o menos contrastado. Seguramente lo de los NFT se convertirá en una moda pasajera, al menos en lo que se refiere a dibujos que podría hacer un bebé, y llegará un momento en que se estabilizará, pero sí parece que los artistas digitales contrastados van a encontrar una fórmula más efectiva para vender sus obras, y seguramente obtendrán una mayor cantidad de dinero por ellas.

Pero de lo que no se ha hablado es de si los NFT son sostenibles. Ya sabemos que, en general, las criptomonedas no son un modelo sostenible. El problema es que las criptomonedas más conocidas, como Bitcoin, se basan en la minería por lo que es necesario tener de forma constante a miles de ordenadores y servidores funcionando hasta lograr crear uno.

¿Pero no habíamos quedado en que los NFT y las criptomonedas no tienen nada que ver? No, pero sí se basan en la misma tecnología: blockchain que es la que permite garantizar la autenticidad del NFT. Si nos trasladáramos al mundo real, blockchain sería el grupo de expertos en obras de arte que certifican que esa obra pertenece a determinado autor.

Al mezclar todo un conjunto de conceptos (criptomonedas, blockchain, tokens, NFT, etc.) son muchas las organizaciones de protección del medioambiente que han puesto el grito en el cielo sobre la sostenibilidad de los NFT que, a menudo se compara con la de las criptomonedas. Como hemos explicado en este blog, toda acción humana es contaminante y la tecnología también lo es. ¿Son poco respetuosos con el medioambiente los NFT? Evidentemente, sí. Y evidentemente lo son menos que la creación de un Bitcoin. Es en la minería donde se encuentra el problema, y muchos NFT, necesitan de esa minería para que sigan vigentes o para acuñarse, por lo que se trataría de una acción no sostenible. Además, los pagos de las obras suelen realizarse en criptomonedas como Bitcoin o Ethereum que necesitan de esa minería. Pero hay criptomonedas, como Cardano o Ripple, que no emplean la minería, por lo que son más sostenibles. La minería además, va a tener los días contados, toda vez que la Unión Europea ya está planteándose acabar con ella porque le impide conseguir los objetivos de desarrollo sostenible. Así que el NFT es más sostenible si no aparece la minería en escena, pero, sobre todo, si la energía de la que se obtiene procede de fuentes renovables.

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Iniciativas verdes

Los NFT, al final, suponen un elemento excelente para los artistas, un colectivo normalmente preocupado por la sostenibilidad del planeta. Así que son muchas las propuestas y proyectos para hacer que los NFT sean más sostenibles. Algunos de ellos, pretenden eliminar de golpe el uso de la minería y se apoyan en plataformas blockchain de nube privada, mucho más sostenibles y que requieren de menos energía para acuñar o vender el token, como OARO. Son los llamados eco-NFC.

Otras propuestas pasan por la creación del NFT únicamente cuando se ha consumado la venta de una obra digital, en lo que se denomina acuñación perezosa. Y también está la aparición de portales específicos y que aseguran que sus NFT son neutros en carbono y que cada vez está ganando más adeptos entre el gremio de artistas como es Tezos. Además, hay iniciativas como la Open Earth Foundation que se han asociado con importantes proyectos de NFT para crear conciencia y recaudar fondos para su trabajo en la lucha contra los problemas ambientales.

Así que a la pregunta que encabeza este post, la respuesta sería muy gallega: a día de hoy, depende. Depende de la plataforma, de qué quién cree ese token, de si la minería está detrás… Lo que sí parece es que se va a conseguir el NFT neutro y sostenible.

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#PA. Neumáticos en verde.

09 de abril del 2022.
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