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La economía depredadora vs el arte

El mundo artístico está saliendo del letargo a la hora de abordar los grandes retos ambientales a los que nos enfrentamos como Humanidad, y cada vez son más los artistas que envían claros mensajes de conciencia ambiental. Desde aquí debemos atenderles y escuchar sus voces. Hoy en la serie ‘Artistas en Verde’ nos detenemos en Elena Lavellés (Madrid, 1981), cuya obra critica el ‘suicidio’ extractivista del capitalismo, y nos habla del ecofeminismo y de la cultura del cuidado.

Por Rafa Ruiz

Elena Lavellés está exponiendo hasta finales de abril en la galería Lucía Mendoza, en Madrid , espacio que también ha decidido apostar en los últimos años por el binomio arte y sostenibilidad – SOStenibilidad le gusta decir a quien esto firma–, y que anuncia interesantes proyectos en este territorio de cara al otoño.

Hemos ido a visitarla antes de hablar con Lavellés por video-conferencia, ya que está residiendo en Roma este año, gracias a una de las becas de la Academia de España en Roma.

La muestra se llama Recordar el futuro, y claramente hace referencia a la pasión que siente la artista por los estratos, ahí donde queda escrita la historia de la Humanidad. “Antes de Bellas Artes, estudié Geológicas, y eso se nota”, nos dice. Comisariada por Diana Padrón, la muestra nos ofrece, tal como cuenta el catálogo, “un recorrido por la trayectoria de la artista madrileña, centrada en el estudio de la evolución del capitalismo, el impacto de la explotación de recursos naturales y humanos en el contexto del racismo ambiental, así como la posibilidad de concebir nuevos protocolos de actuación donde planeta, vida y justicia social sean centrales en el actual momento de crisis climática”.

Racismo ambiental, justicia social, crisis climática. Desde luego, la propuesta artística de Lavellés va cargada de concepto, de contenido.

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Plantarse ante la depredación sin límites

La trayectoria artística de Lavellés, que emplea múltiples formatos para expresar su mensaje (desde dibujos, cartografías y esculturas a vídeo y fotografía), sigue una línea de crítica al suicidio que supone el ultracapitalismo, al callejón sin salida al que nos aboca, una crítica al negacionismo, a quienes se niegan a mirar hacia delante mirando hacia atrás y avanzar hacia un planeta más humano y justo. Su trayectoria enfoca ese extractivismo, esa depredación constante y sin límites sobre los recursos naturales, pero también sobre los recursos humanos. Y por eso, lo mismo que el oro, el carbón y el petróleo son los ejes en torno a los que gira la muestra Recordar el futuro, Lavellés ha criticado la explotación humana a través del colonialismo y de un anterior proyecto suyo en torno al acceso a la vivienda y los desahucios. Dinámicas ultraliberales que generan desigualdades, humillaciones, injusticias cada vez mayores.

Lavellés, que ha vivido en Nueva York, Los Ángeles, Ciudad de México, República Checa, Serbia, ahora en Roma, aparte de Madrid, apunta así directamente, con el carbón y el petróleo que se han convertido en el oro del capitalismo del siglo XX, al impacto de la crisis climática en todos nosotros. Y propone opciones, salidas, porque buena parte de su obra aúna ciencia con arte. Y así nos presenta una serie de esculturas compuestas de residuos procedentes de la quema de carbón en plantas eléctricas y realizadas en colaboración con el Instituto de Ciencias de Construcción del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

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Aunar ciencia con arte

Lavellés ha expuesto y proyectado su obra en lugares como MeetFactory (Praga), CalArts (Los Ángeles), Elisabeth Foundation for Contemporary Arts (Nueva York), Museo Alberto Mena Camaño (Quito), Museum of Contemporary Arts Belgrade, Institute of Contemporary Arts of Singapore (Singapur), Centro Cultural de España en México, Museo Carrillo Gil (Ciudad de México), Matadero Madrid y La Casa Encendida (Madrid), entre otros.

Tal como nos explican en Lucía Mendoza: “Elena Lavellés propone una lectura alternativa a los futuros distópicos tan presentes en nuestra contemporaneidad y lo hace a través de la información que nos proporcionan el pasado, los sedimentos terrestres y el uso que se hace de ellos para comprender el mundo en el que vivimos y cómo preservarlo. La artista articula todo este núcleo de especulaciones en Recordar el futuro, uniendo ciencia, experimentación y arte, y revelando las interacciones entre las relaciones de poder corporativo, el extractivismo y los procesos de transformación de la Tierra. Lo hace a través de diversos medios y utiliza la investigación como método con procedimientos propios de la geología que adquieren aquí todo su potencial: la capacidad de distorsionar nuestro agotado presente al permitirnos leer el futuro en el pasado”.

Elena, ¿realmente podemos aprender en el pasado para el futuro?

Por supuesto, en los estratos queda escrito todo, desde la destrucción y los impactos a la distribución de los recursos.

No quería decir que seamos capaces de interpretarlo, que sí, sino de sacar algún aprendizaje para evitar nuevos errores como sociedades ‘avanzadas’…

Yo creo que sí, que hay alternativas; y en la muestra pueden verse esculturas hechas a partir de cenizas como ejemplo de reciclaje. En mis propuestas artísticas siempre hay un peso importante de la ciencia.

¿Crees que las soluciones vendrán más de la mano de la ciencia o de la conciencia?

Creo que han de ir de la mano. La Tierra no es solo tecnología. Creo que son necesarios el decrecimiento económico, la reducción drástica de las emisiones de CO2 y replantearnos nuestra relación con la naturaleza.

¿Y crees que desde el mundo artístico por fin habéis despertado?

Bueno, es que la crisis ecológica es muy urgente, y es preciso que actuemos todos al unísono. No hay más que ver el último informe del IPCC . [El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático acaba de publicar la tercera parte sobre mitigación de su VI informe de evaluación; sus autores alertan: el tiempo para la acción se acaba ya, si se quiere limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. Para ello, las emisiones de gases de efecto invernadero deben disminuir drásticamente esta década]. Y creo que el arte maneja muchos lenguajes distintos, con lo cual se puede llegar con esos mensajes a capas de la sociedad muy diversas. Soy partidaria de la combinación arte, ciencia y activismo.

¿Ecofeminismo es más que una palabra de moda?

¡Por supuesto! Aunque a veces, cuando un término se emplea mucho y se pone de moda, puede perder mucho de su significado real, el ecofeminismo alude a muchas prácticas a lo largo de los siglos, enraizadas en las comunidades indígenas y que se basan en los conceptos de igualdad y del cuidado.

Terminamos. ¿Eres optimista entonces?

No me queda más remedio…

No me refería a ti ni a tu futuro como artista, sino a que todo esto pueda cambiar de alguna manera y podamos vislumbrar una relación de la Humanidad con el planeta más sostenible y esperanzadora.

Ya, ya. (Risas). Te repito: no me queda más remedio. Si no, no podría pensar en alternativas. Y desde mi arte quiero ofrecer esas alternativas. Si nos dejamos arrastrar por el ecoestrés, eso nos llevaría a la inacción y al bloqueo. Además, es que he visto esas posibilidades, he trabajado con gente que me ha hecho albergar esperanzas de que sí, que un cambio es posible.

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#PA. Neumáticos Verdes.

30 de abril de 2022.
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