Por Gustavo Ortega Zabala

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Han pasado varias semanas desde que Misiones decidió lanzarse de lleno en la industria de la agricultura sustentable con la Ley para el Desarrollo y Producción de los Bioinsumos, algo que marcó un golpe rotundo en el mercado agrario local y sacudió el avispero del nacional. Esta noticia marcó la tapa de varios diarios y una mueca de sorpresa entre los ecologistas argentinos, no solo por el hecho de ser una de las primeras provincias en tomar cartas legales en el refuerzo de estas prácticas, sino por lograr algo poco visto en la agenda global. 

Grandes entidades como la Comisión Europea han planteado estrategias para lograr esto, como el “Farm to Fork Estrategy”, que tiene como meta buscar una alimentación sustentable dentro del territorio europeo, el cual como uno de sus puntos tiene planeado reducir a la mitad el uso de pesticidas químicos recién para 2030. Naciones más cercanas como México han intentado proponer leyes similares pero sin ningún resultado vigente por la disparidad entre sus políticos y el sector agrario, problema que se repite a lo largo de toda América e impide este cambio. 

Por su parte, el Gobierno provincial ha fomentado estos productos durante años desde un lado más participativo, enfocados en preparar a las nuevas generaciones de productores en la creacion y utilizacion de estos elementos, lo que en cierta medida generó información suficiente en el ámbito rural para crear un colchón a la hora de lanzar una ley de bioinsumos. Esto marcó una notoria diferencia con el resto de la Argentina que se mostró asombrada por una ley rotunda, mientras que la provincia lo recibió de lleno. 

Pero, ¿qué es lo atrayente de los bioinsumos?Para sentar las bases de un entendimiento general estos productos son sustancias de origen biológico o natural, como por ejemplo hongos, bacterias, virus, ácaros o extractos de plantas. Estos microorganismos beneficiosos son utilizados para mejorar la productividad de los cultivos y la calidad de los mismos, sin dejar rastro o residuo alguno durante el proceso. 

Pese a que esta industria tiene varias décadas en el mercado mundial, tan solo en los últimos años ha despegado, esto por el impulso de una sociedad que busca productos frescos y orgánicos, la cual en la mayoría de casos resalta el valor medioambiental de los alimentos sobre cualquier cosa. Esto sumado a la alta productividad que demuestran los bioinsumos los ha hecho destacar sobre sus hermanos de origen químico. 

El ambiente y la salud sobre todo

Misiones es reconocida a nivel nacional e internacional como uno de los últimos bastiones verdes en la Argentina. Contando con alrededor de 2000 especies de plantas vasculares, 554 especies de aves, 120 de mamíferos, 79 de reptiles, 55 de anfibios y 200 de peces, la provincia se jacta de mantener a salvo el 52% de la biodiversidad del país. Para mantener intacta esta cifra la provincia ha apostado en las innovaciones ligadas a la ecología como la energía solar, la creación de biomasa a través de material desechados y la ecología sustentable con los sistemas hidropónicos.

Esta característica también es compatible con los bioinsumos, los cuales tienen un impacto nulo en la creación de dióxido de carbono (CO2), el causante del cambio climático y la mayoría de desastres naturales. Con ellos se logran manejos más sustentables, que  promueven mejorar la condición de suelo y la interacción planta-ambiente, lo que se traduce en mejoras tanto en el rendimiento como en la calidad de la producción, con una aceptación sobresaliente en el mercado. 

Entre otras cosas contribuyen a suplementar y fortalecer los servicios ecosistémicos necesarios para mejorar la eficiencia agropecuaria y los rendimientos de forma sustentable, tanto en producciones intensivas como extensivas. Contando con una mayor especificidad a la hora de buscar soluciones, por lo que se minimiza el riesgo de generar resistencia genética en las plagas. 

Saliendo del foco agrario y ambiental, los bioinsumos reflejan una clara ventaja en el tema salud frente a su par químico, los cuales contaminan y deterioran los suelos, el agua y el aire, afectando directa e indirectamente a la salud humana, tanto de productores, trabajadores y pueblos aledaños. El daño a la salud puede ser por exposición a los mismos o por consumo, relacionado con diversas enfermedades como cáncer, leucemia, Parkinson, asma, neuropsicológicos y cognitivos, etc.

El mercado mundial en auge 

En un marco más globalizado, las proyecciones muestran índices de crecimiento más que prometedores, variados especialistas aseguran que el sector crecerá alrededor de un 15% anual sostenido. Ya hay grandes actores globales haciendo fuertes apuestas, como es el caso de Brasil que genera uno de los mercados más grande de bioinsumos a nivel latinoamericano. Mientras que Europa aumentó en un 25%, la adquisición de fungicidas, herbicidas y pesticidas de origen biológico. 

Este mercado en Latinoamérica logró un pico histórico en 2020 llegando a movilizar más de US$813 millones. Según algunos analistas internacionales la cifra subirá, logrando alcanzar los US$1.680 en 2025 para cerrar en US$3.435 millones en 2029. Con ello, América Latina liderará el crecimiento global y pasaría a ser el segundo mayor mercado global de bioinsumos. Dadas sus proyecciones, solo este año el mercado debiera cerrar con una facturación sobre los US$1.100 millones en bioprotección.

Más allá de la agenda ambiental de los consumidores, los agricultores prefieren los bioinsumos por sus beneficios, ya que permiten obtener productos agroalimentarios de calidad, agregando valor en origen en las diversas economías regionales, ya sea tanto para producciones convencionales como para las que presentan atributos de calidad específicos por ejemplo, la producción orgánica.

Esto en el panorama internacional cumple un papel importante, ya que varios países son muy estrictos con los insumos de origen químico, y al tratarse de bioinsumos genera más inserción de las producciones en los mercados y a la ya dicha aceptación de los consumidores, ante la demanda de alimentos obtenidos de forma ambientalmente sustentable de diferentes naciones. Los Bioinsumos constituyen un componente fundamental para el desarrollo de una actividad agropecuaria sustentable, tanto a nivel particular como a nivel intensivo, convirtiéndose en uno de los productos estrella del siglo XXI. ♣♣♣