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La amenaza viral que duerme en el Ártico

Por Joaquim Elcacho

El aumento de las temperaturas y el deshielo en el Ártico incrementa el riesgo de que algunos virus y microorganismos que han permanecido inertes durante miles de años recuperen la actividad, entren en contacto de nuevo con el entorno y afecten a organismos superiores, incluidos los humanos. 

En el caso de los sedimentos de los lagos de la tundra del alto Ártico, este proceso de reactivación y expansión puede producir un «desbordamiento viral» sin precedentes conocidos, según un estudio liderado por expertos de la Universidad de Ottawa (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B : Biological Sciences (edición on line, 19 de octubre de 2022).

Los autores recuerdan que los virus están consideradas las entidades replicantes más abundantes de la Tierra y que, por lo general, sus poblaciones se mantienen relativamente estables en relación con los organismos en los que viven y se reproducen. En algunas condiciones, como puede ser el caso del deshielo del Ártico, los virus pueden expandirse rápidamente infectando nuevos huéspedes como humanos, animales, plantas u hongos que carece de inmunidad, como se vio durante la pandemia de Covid-19. 

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Adaptación del ‘efecto spillover’

Haciendo un símil con el conocido efecto spillover (que en ecología se refiere al rápido aumento o desbordamiento de una población, por ejemplo de insectos, que provoca su expansión más allá de sus límites habituales), los autores del nuevo estudio proponen que en los sedimentos de lagos del Ártico el deshielo puede provocar un proceso de «desbordamiento viral» y apuntan que «de hecho, en los últimos años, muchos virus como la influenza A, el ébola y el SARS-CoV-2 se extendieron a los humanos y causaron enfermedades importantes».

El equipo que encabeza la investigadora Audrée Lemieux, del departamento de Biología de la Universidad de Ottawa, trabaja desde hace años en el estudio de los impactos el cambio climático en el Ártico. Para analizar en concreto el efecto del deshielo, los autores tomaron y analizaron muestras del lago Hazen, a menudo considerado el lago más al norte de Canadá, en la parte norte de la isla Ellesmere.

El equipo tomó muestras del terreno por el que fluye el agua, en época de verano, hasta llegar al lago, así como de los sedimentos en el lecho del lago, perforando hasta dos metros de grueso de hielo.


La denominación geográfica Ártico se refiere al área de aproximadamente 16,5 millones de km2 que se encuentra alrededor del Polo Norte de la Tierra. Incluye territorios de Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia, incluyendo las islas Svalbard y el conjunto del océano Ártico. 


Usaron cuerdas y una moto de nieve para levantar el sedimento del lago a través de casi 300 metros (980 pies) de agua, y luego se secuenciaron muestras para ADN y ARN, los planos genéticos y mensajeros de la vida.

Tras el trabajo de campo, los autores secuenciaron ADN y ARN presente en ambas zonas para determinar la existencia de virus que puedan afectar a otros organismos.

Pero para averiguar la probabilidad de que cambiaran de huésped, el equipo necesitaba examinar el equivalente de cada virus y el árbol genealógico del huésped.

«Básicamente, lo que tratamos de hacer es medir qué tan similares son estos árboles», ha explicado Audree Lemieux, en declaraciones difundidas por AFP.

Genealogías similares sugieren que un virus ha evolucionado junto con su huésped, pero las diferencias sugieren un desbordamiento. Y si un virus ha saltado a los hosts una vez, es más probable que lo haga de nuevo.

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Un riesgo dificil de predecir

El análisis encontró diferencias pronunciadas entre virus y huéspedes en el lecho del lago, «lo que está directamente relacionado con el riesgo de propagación», indica Stéphane Aris-Brosou, coautora del estudio.

La diferencia fue menos marcada en los lechos de los ríos, que según la teoría de los investigadores se debe a que el agua erosiona la capa superior del suelo, eliminando organismos y limitando las interacciones entre los virus y los posibles nuevos huéspedes.

El deshielo provocado por el calentamiento hace aflorar virus que se han mantenido aislados durante miles de años y «eso va a unir huéspedes y virus que normalmente no se encontrarían entre sí”, señala Audrée Lemieuxn.

El cambio climático está provocando efectos similares de expansión rápida o desbordamiento en muchas especies de animales y plantas. En casi todos los casos, se trata de procesos con efectos de difícil predicción y efectos sobre el medio ambiente y la salud humana. 

En el caso de los virus, estudios como el llevado a cabo ahora en el lago Hazen ayudan a mantener la alerta ante un riesgo creciente debido al cambio climático, advierten los autores.♣♣♣


#PA. La Vanguardia.

22 de octubre de 2022.
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