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Los colosos del viento se fusionan con la fauna de las playas

Por Rafa Ruiz

Nada más ecológico y ‘upcycling’ que trabajar con el viento. Y no, no estamos hablando de la energía eólica, que con la avalancha anunciada para destrozar nuestros horizontes más ventosos y montañosos, tampoco resulta muy sostenible; sino de arte, de escultura cinética. En nuestra serie mensual Artistas en Verde, este tórrido verano no podían faltar las refrescantes obras del holandés Theo Jansen (Scheveningen, 1948). Criaturas que caminan solas por las playas como si fueran seres mitológicos o esbeltos dinosauriosUna ‘nueva naturaleza’. Todo partió de la preocupación de un hombre un poco loco, entre ingeniero y artista, por el cambio climático y la subida del nivel del mar, que impactará enormemente en su país.

En Madrid tuvimos la oportunidad de disfrutar de sus criaturas-esculturas en el Espacio Fundación Telefónica en la exposición Asombrosas Criaturas, en otoño de 2015.

Theo Jansen inventó en la década de los 90 sus Animaris, a los que llama Strandbeest (bestias de playa, en neerlandés). “Intento construir nuevas formas de vida en la playa”, ha contado en sus famosos vídeos y charlas, que registran millones de visualizaciones.

“Me gusta el equilibrio que hay entre la realidad y los cuentos de hadas. Podríamos decir que las bestias de playa son un cuento de hadas”. Y con mucho sentido del humor añade: “Hay un hombre loco que cree que puede crear una nueva forma de vida. Quiero dejar una nueva especie sobre la Tierra antes de morir”.

Una nueva naturaleza hecha de ligeros tubos de plástico que nos deja boquiabiertos. Jansen se hizo famoso con un anuncio para la marca de automóviles BMW en el año 2007.  

Su primera preocupación tuvo mucho que ver con el cambio climático. Como científico, y como holandés preocupado por la subida del nivel del mar, decidió a finales de los 80 crear unos animales que ellos solos levantaran dunas que retuvieran las mareas. Lo cuenta en este vídeo, con ironía: “Quería salvar el país. Soy un héroe”.

Jansen construye grandes figuras que imitan esqueletos de animales que son capaces de caminar usando la fuerza del viento de las playas. Vida artificial. Una fusión de arte e ingeniería, basada en elaboradísimos algoritmos. Un sorprendente caso de evolución. Nuevas especies. Nadie que las vea en acción puede dejar de soltar alguna exclamación o algún aplauso. Como él dice, “una nueva generación, una nueva familia, capaz incluso de almacenar el viento en botellas de limonada”. Criaturas que hasta detectan el agua y viran y cambian el rumbo para no sucumbir. E incluso sobreviven a las tormentas. Nuevas criaturas, entre gigantescos insectos, orugas y ciempiés, ligeros dinosaurios y seres extraterrestres.

Lo cuenta muy bien en una charla TED en 2007, que ha recibido 5,5 millones de visitas.

Como explicaban en la exposición de Fundación Telefónica, “las criaturas nacen, caminan por la playa, evolucionan y se extinguen. Su vida dura apenas un año y la mayoría acaban convertidos en fósiles”. De hecho, el artista monta exposiciones con restos de las articulaciones de plástico dándoles un tratamiento como si fueran fósiles.

“Todas las bestias de playa comparten un secreto matemático, los trece números sagrados que Theo Jansen calculó hace 25 años con un ordenador Atari. Los números sagrados indican la longitud de los tubos que componen las patas y definen la peculiar forma de caminar de los animales de playa. El artista usó un programa informático que generaba, seleccionaba y mejoraba cientos de piernas diferentes. El proceso se repitió sin descanso durante meses hasta que Jansen obtuvo las medidas ideales para las patas. Darwinismo acelerado por ordenador”.

La idea de la evolución está muy presente en la obra de Jansen. El artista holandés inventa constantemente nuevos mecanismos para sus criaturas. Los que resultan útiles sobreviven y saltan a las siguientes generaciones. “Las bestias de playa han desarrollado cerebros, trompas, estómagos y extremidades para anclarse al suelo”.

Theo Jansen nació en 1948 en los Países Bajos, en un pequeño pueblo costero junto a La Haya y se formó como ingeniero y científico en la Universidad Tecnológica de Delft. En 1986, tras leer El relojero ciego del zoólogo británico Richard Dawkins, quedó fascinado por la teoría de la evolución y la selección natural de las especies. En 1990 decidió centrar su trabajo en la creación de seres artificiales y aplicó sus conocimientos de ingeniería a estas bestias de playa. “Las barreras entre el arte y la ingeniería existen sólo en nuestra mente”, asegura. Una de sus criaturas apareció en la mencionada campaña publicitaria y la obra de Jansen adquirió así fama internacional. Desde entonces se ha expuesto en museos de todo el mundo. Su última muestra se ha organizado en el Kunstmuseum de La Haya, desde febrero hasta el pasado julio.

Como el propio artista cuenta en su web, tras un periodo de parón de dos años por la pandemia, este verano ha retomado sus sesiones veraniegas de playa para presentar las últimas evoluciones de sus criaturas en la costa próxima a La Haya. Y siempre que las condiciones climatológicas lo permitan, pues han de ser muy concretas: el viento tiene que soplar con fuerza moderada, paralelo a la costa y nunca en dirección tierra/mar.

Así que este verano estas fantásticas bestias colonizarán de nuevo algunas playas del Mar del Norte.

El comisariado de Telefónica explicaba: “Los Strandbeest rompen el concepto tradicional de escultura y generan una experiencia estética a través del movimiento. De algún modo, podrían definirse como “esculturas cinéticas”, pero el trabajo de Theo Jansen va más allá. Cuando Jansen explica el funcionamiento de sus criaturas cuesta separar la realidad de la ficción. Habla de ellas como si realmente estuvieran vivas e interpreta sus mecanismos con abundantes metáforas. Para Jansen, las bestias de playa piensan, respiran, se alimentan, toman decisiones y se reproducen”.

Cuando Theo Jansen inventa sus animales se aventura en la naturaleza sin un destino fijo, se deja guiar por el contacto con los materiales. Este proceso creativo también sigue unos tiempos marcados por la naturaleza. Los animales nacen en octubre y dan sus primeros pasos en un cajón de arena durante el otoño y el invierno. En primavera salen a la playa y el artista experimenta con ellos durante todo el verano hasta que se extinguen”.

Y él mismo, en una nueva metáfora global, resalta: “Quiero dejar una nueva especie sobre la Tierra antes de morir. Una especie de cuento de hadas, pero con fuertes raíces en la realidad”. Criaturas mágicas que nos llevan a preguntarnos y reflexionar sobre los resortes de la vida, del movimiento, de la supervivencia. Hasta hacernos creer que tienen vida propia, y producirnos una extraña y profunda sensación de sorpresa, curiosidad e incluso, a pesar de su suave apariencia, cierta inquietud. Como si esos seres pudieran hacerse del todo independientes.

Termina Jansen, y no podemos estar más de acuerdo: “Sin imaginación la vida no es nada”.♣♣♣

#PA. Neumáticos en Verde.

27 de agosto de 2022.
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