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Tras el peor año climático de la historia el Medio Ambiente recupera la relevancia

Al hacer balance sobre el año 2021, observamos que comenzó con un episodio de frío extremo, la borrasca Filomena, y finalizó con una masa de aire extremadamente calurosa, con temperaturas altas diurnas 10 grados más elevadas de lo que “tocaba”.

Por Rogelio Fernández Reyes

La ONU no cesó de alertar de la insuficiencia de los compromisos nacionales para atender el Acuerdo de París. El G20 y la COP26 pusieron en valor el objetivo de un aumento de 1,5 °C, pero no lograron que los países se alinearan en torno a esta cifra. Biden reincorporó a EE.UU. al Acuerdo de París, Europa optó por la neutralidad climática y España aprobó la Ley de Cambio Climático. El Foro de Davos volvió a situar al reto climático como el riesgo más probable y costoso, decantándose por el capitalismo verde. Aumentó el consenso en torno al protagonismo de lo verde en la economía y la valoración del liderazgo empresarial en la acción climática, aunque en demasiadas ocasiones estuvieron aposentadas sobre el greenwashing. La aportación del Grupo de Trabajo I del VI Informe del IPCC dio más solidez aún a la conclusiones de que la humanidad ha causado ya daños irreversibles al planeta, que era inequívoco que el ser humano ha contribuido a los fenómenos meteorológicos extremos y que era urgente reaccionar. Volvieron las movilizaciones climáticas, limitadas por la pandemia, denunciando el bla, bla, bla del inmovilismo. Y se crearon las Asambleas ciudadanas, foros de participación ciudadana cuyas recomendaciones serán públicas y remitidas al Gobierno y al Congreso de los Diputados para facilitar el debate y la toma de decisiones en materia de política climática. Es la cara y la cruz de un año marcado por la recuperación de la relevancia del reto climático, probablemente el mayor desafío de la historia de la humanidad.

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Aumento de la atención mediática

La crisis sanitaria aminoró su presencia y dejó más espacio a la crisis climática. La cobertura mediática de “cambio climático” y “calentamiento global” en 2021 en prensa recuperó la relevancia perdida con respecto a 2020 y volvió a niveles de 2019. Se batieron récords de cobertura en numerosos meses comparados con los mismos meses de las dos décadas anteriores: julio, agosto, octubre y noviembre en Europa; y abril, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre en el recuento mundial.

Dichos términos aumentaron su presencia en los cuatro diarios españoles analizados (El PaísEl MundoLa Vanguardia y Expansión) en Media Climate Change Observatory, de la Universidad de Colorado, pasando de 2.312 de 2020 a 3.265 en 2021. Al estudiar “cambio climático”, “calentamiento global” y “crisis climática” en los artículos periodísticos se observa una subida de la proporción de la presencia del 1,5 % en 2020 al 2,2 % en 2021, así como un ascenso de 107 portadas y editoriales a 194.

Volumen de artículos con alusiones al “cambio climático” o “calentamiento global” por años desde 2001 a 2021, a partir de los datos de MeCCOi

Esta es la evolución de la cobertura que muestra el análisis de los cuatro diarios españoles analizados por meses. Se aprecia la caída considerable en 2020 y una recuperación en 2021:

Cobertura de “cambio climático” o “calentamiento global” en El PaísEl Mundo, La Vanguardia y Expansión por meses desde 2000 a 2021 a partir de datos de MeCCO (Fernández-Reyes y Jiménez-Gómez, 2022)ii

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Prevaleció el enmarcado político

El marco político sobresalió una vez másiii, mientras que el marco meteorológico siguió consolidándose en segundo lugar. En el ámbito político, la ONU vino alertando de la lejanía de los compromisos nacionales con el Acuerdo de París. Se celebró la COP 26 en Glasgow, que reforzaba el objetivo de 1,5 °C pero con acuerdos reconocidos como insuficientes. El año arrancaba con la toma de posesión de Biden, quien mantuvo el protagonismo a partir de sus decisiones políticas en torno a la vuelta de EE.UU. al Acuerdo de París, la Cumbre del Clima que lideró en el mes de abril, y su papel en el G7, el G20 y la COP 26. La Eurocámara respaldaba la ley para lograr la neutralidad climática en 2050, apostando por los Fondos de reconstrucción, una PAC más verde y por las energías renovables. Las diferencias con Rusia fueron constantes, manifestando la necesidad de avanzar en las negociaciones climáticas. Las elecciones alemanas se abordaron en el mes de septiembre y en la toma de posesión de Olaf Scholz en diciembre. El nuevo canciller alemán, coaligado con verdes y liberales, señaló al cambio climático como una de las principales prioridades. Francia era noticia, entre otros asuntos, por la propuesta de Macron de un referéndum para incorporar el medio ambiente a la Constitución, por la condena judicial al Estado francés, al que se le requería respetar los compromisos en la lucha contra el cambio climático, y por la prohibición de los vuelos cortos. En España destacó la aprobación de la Ley de Cambio Climático. La anulación de Madrid Central, las declaraciones sobre el consumo de carne, el Prat y la política energética fueron debates que pusieron de manifiesto la complejidad que supone la acción climática.

En el ámbito meteorológico y climático, el año comenzaba con un episodio de frío anómalo por su intensidad, con la borrasca Filomena, y finalizaba con una masa de aire extremadamente calurosa. Texas sufría anomalías meteorológicas y un carguero cruzaba el Ártico por primera vez en el mes de febrero. El año 2020 era reconocido como el año más cálido en el mundo. La Organización Meteorológica Mundial avisaba que los gases de efecto invernadero habían marcado este año otro récord y que el calor asociado “impulsan al planeta a un territorio desconocido, con repercusiones de gran alcance para las generaciones actuales y futuras”. En junio, se producían olas de calor en Norteamérica, en Oriente Medio y en el Ártico. En julio prosiguieron las catástrofes naturales: ola de calor en Canadá, inundaciones en China y Centroeuropa, fuegos en Siberia y Oregón. En agosto se reconocía que julio había sido el mes más caluroso de la historia en el mundo, se producía una ola de calor en España y destacaban los incendios en Ávila, Grecia, Turquía y Siberia. En septiembre se producían inundaciones en Alcanar, la gota fría en Andalucía, Baleares y Extremadura, y el incendio de sexta generación en Sierra Bermeja. En diciembre se cerraba el año con tornados inusuales para la fecha en los EE.UU., con la crecida del Ebro y con temperaturas extremadamente altas, propias de primavera. Si bien todas las catástrofes naturales no se pueden atribuir directamente al cambio climático, éstas son más fáciles que ocurran, en frecuencia y virulencia, por las nuevas condiciones climáticas que se están generando.

En enero se publicaba el informe Global Risk Report por el Foro Económico Mundial en el marco económico, en el que los fallos en la acción climática se situaban, de nuevo, entre los riesgos más probables y costosos. La salud de la Tierra se mantenía como la principal amenaza para la prosperidad. Se reconocía que la crisis climática costará varias veces más de lo estimado hasta ahora. La presión de fondos de inversiones a las empresas en pos de compromisos climáticos fue más constante y se reforzó la apuesta por energías renovables, por el hidrógeno y por la revolución del automóvil. Aumentó el consenso en torno al protagonismo de lo verde en la economía y la valoración del liderazgo empresarial en la acción climática. Por otro lado, grandes corporaciones mantuvieron contradicciones con la inversión en combustibles fósiles y en compañías cárnicas. Y se siguió apreciando un antagonismo entre los mensajes y la realidad en bancos, como el Santander o el BBVA, cuyo discurso es lejano a su impacto. También se ponía en evidencia la estafa de las grandes contaminadoras con la neutralidad climática, se conocía el castigo judicial a Shell, se cuestionaba el bitcoin por su alto consumo energético y se denunciaba el greenwashing en la COP 26. Por último, el encarecimiento de la energía y de los precios mantuvo el protagonismo en el último semestre, relacionado con un aumento de la demanda junto al encarecimiento de los costes de la energía, los fertilizantes y del transporte, y con las consecuencias derivadas del cambio climático. La mención al decrecimiento material fue marginal.

La aportación del Grupo de Trabajo I del VI Informe del IPCC destacó en el ámbito científico, confirmando que la humanidad ha causado ya daños irreversibles al planeta y que es inequívoco que el ser humano ha contribuido a los fenómenos meteorológicos extremos. Los científicos urgían a reducir las emisiones a fin de evitar una subida de 4,4 grados para final de siglo. Numerosos artículos se refirieron a los puntos de inflexión: permafrost, metano, Amazonas, eje de la tierra, el hielo de Groenlandia o el desprendimiento de un iceberg en la Antártida. El informe The Lancet Countdown alertaba sobre las consecuencias en la salud de las enfermedades tropicales debido a la variación de las temperaturas. Por otro lado, se reconocía que el cambio climático ayudó a la expansión de la Covid-19.

En el ámbito social se publicaba la mayor consulta sobre el clima, de la ONU, en la que participaron 1,22 millones de ciudadanos/as de 50 países, concluyendo que el 64% de las personas consideraba el cambio climático una emergencia. En marzo, septiembre y noviembre volvieron las movilizaciones climáticas, limitadas por la pandemia. Fridays for Future volvía a movilizar a jóvenes en cientos de ciudades de todo el mundo. Un informe del Injuve señalaba la igualdad de género y el cambio climático como las dos banderas generacionales de los jóvenes. Por otro lado, un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela mostraba que los españoles son cada vez más partidarios de reforzar la acción climática. En el mes de mayo se creaba la Asamblea ciudadana, se producía el Día de la sobrecapacidad y se generaba un conflicto migratorio en Ceuta, relacionado con el calentamiento global. En julio se conocía quelos efectos del cambio climático y de la pandemia habían aumentado el hambre en, al menos, 118 millones más de personas en 2020. Y seguían los asesinatos a defensores y defensoras de la Tierra: 227 en 2020. En la COP26 prevaleció la crítica de los jóvenes contra el bla, bla, bla de los discursos inmovilistas. En este año también se reflexionó sobre el decrecimiento y el colapso, aunque tuvo una presencia marginal en los diarios analizados. Y se reconoció que el cambio climático sería más dañino que la Covid-19.

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Un menor protagonismo de la crisis sanitaria (salvo en diciembre)

La competencia sin precedentes que tuvo el cambio climático con el coronavirus en la agenda mediática en 2020 bajó considerablemente en 2021. Los términos “coronavirus” o “covid” llegaron a estar presente en el 58,6 % de los artículos a lo largo del mes de abril de 2020 en los diarios El País (51,2 %) y El Mundoiv (65,9 %). El cambio climático tuvo que competir no con cualquier tema, sino con el tema que posiblemente haya alcanzado uno de los mayores porcentajes de presencia mediática -si no es el que más- en los artículos de prensa de la historia. Es una hipótesis interesante de verificar. Por desgracia, no disponemos de buscadores que nos faciliten estudiar términos disruptivos como pudo ser, por ejemplo, “guerra” en 1936. Sin embargo, como se puede apreciar en el gráfico siguiente, la tendencia de los términos sanitarios ha sido a la baja a lo largo de 2021, salvo un repunte especial en el mes de diciembre con la cobertura de la rápida expansión de la variante Ómicron. No obstante, ha mantenido una presencia considerable. Los términos “cambio climático”, “calentamiento global” y “crisis climática”, por el contrario, han mostrado una leve tendencia al alza, con el pico más álgido en noviembre de 2021, mes de la celebración de la COP 26 en Glasgow.

Porcentaje de artículos con alusiones a los términos “coronavirus” o “covid” (en azul) y de “cambio climático”, “calentamiento global” o “crisis climática” (en rojo) con respecto al total en los diarios El País y El Mundo

Cuando comparamos las alusiones, observamos que las referencias a “coronavirus” o “covid” se contabilizan por decenas o centenas al día, mientras que las de “cambio climático”, “calentamiento global” o “crisis climática” apenas sobrepasaban la decena. Los términos “coronavirus” o “covid” han pasado de estar presentes en el 37 % de artículos en 2020 (entre marzo y diciembre) al 17,3 % en 2021. La tendencia a la baja se ha roto, posiblemente de manera puntual, con la sexta ola de diciembre de 2021. Los términos “cambio climático”, “calentamiento global” o “crisis climática” aparecieron en el 2 % de artículos a lo largo de 2021, con un porcentaje superior al de 2020, que fue de 1,5 %. Aproximadamente, uno de cada 50 artículos ha utilizado los términos climáticos en diciembre de 2021, mientras que uno de cada cinco nombraba “coronavirus” o “covid”.

Porcentaje de artículos con alusiones a los términos “cambio climático”, “calentamiento global” o “crisis climática” desde enero de 2009 a diciembre de 2021 en los diarios El País y El Mundo

¿Y cuántos artículos nombran “coronavirus” y “cambio climático” a la vez? Un 2,4 % de los relatos que nombran “coronavirus” también incluyen el término “cambio climático” en el mes de diciembre de 2021. En el 9,9 % de los textos que nombran “cambio climático” también se encuentra “coronavirus”. La tendencia en el último año es que cada vez se habla menos de “coronavirus” en los textos donde aparece “cambio climático” y algo más de “cambio climático” en los textos donde aparece “coronavirus”. Sin embargo, las tendencias del último mes han sido levemente contrarias al resto del año, por el efecto de la sexta ola. Se observa, por tanto, que la presencia del “cambio climático” fue marginal en la mayoría de los textos en los que se nombra “coronavirus”, mientras que la presencia de “coronavirus” mostró un volumen considerable en los textos en los que se nombra “cambio climático”. Por otro lado, se percibe una tendencia de desvinculación entre los términos “coronavirus” y “cambio climático” conforme avanzó el tiempo. A medio plazo se observa que la pandemia no ha recortado el interés mediático por la crisis climática, sino que lo ha aplazado.

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Epílogo

La crisis sanitaria está siendo una oportunidad de reconducir el impacto de buena parte de la humanidad y de los modelos de producción y consumo hegemónicos caducos en el planeta. No hay vacuna contra el cambio climático. Y si la hay, esta tiene que ver con cambios sin precedentes, rápidos y profundos en todos los ámbitos de la sociedad en los países de mayor impacto, principalmente. Hay mucho por avanzar tanto en el ámbito político, como en el económico y el social.

Un año más, asistimos a fenómenos extremos climáticos sin precedentes y a una mayor solidez científica de la realidad del cambio climático. A pesar de ello se observa un abordaje muy limitado sobre los dos motores del cambio climático: el crecimiento poblacional y el crecimiento económico. Hay movimiento político, económico y social en pos de la acción climática, más es insuficiente. Siguen siendo válidas las palabras del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en su discurso anual en la Universidad de Columbia a finales de 2020: “La puerta está abierta. Las soluciones están ahí. Ha llegado el momento de transformar la relación de la humanidad con el mundo natural y entre sí. Y debemos hacerlo juntos. La solidaridad es humanidad. La solidaridad es supervivencia.”

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#PA. EFE.

enero del 2022.
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