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Durante un trabajo de observación de ambientes en el Parque Provincial Urugua-í, guardaparques registraron en la zona del Destacamento Uruzú una especie de anfibio de alto valor ecológico: la rana Itapotihyla langsdorffii, de la familia Hylidae. Es monotípica del género Itapotihyla. Habita en el Noreste de Argentina, Sur de Brasil y Este de Paraguay.

Este anfibio viste de diferentes pigmentos entre amarrillo, negro y varias tonalidades de verde, ademas tiene unos prominentes ojos que le dan un campo visual de casi 360°. 

Los anfibios anuros (ranas y sapos), constituyen una clase dentro de la gran diversidad biológica. Se puede decir que conforman un grupo exitoso porque prosperan desde las copas de los árboles de las selvas tropicales hasta en los arroyos y lagos que se congelan en invierno, pasando por los desiertos de zonas templadas. Pero es en las selvas tropicales y subtropicales donde se encuentra la mayor riqueza de especies.

La dieta de las ranas y sapos está compuesta fundamentalmente por insectos, razón por la cual se los considera controles naturales de estos invertebrados. Por ello, además, algunos anfibios tienen una importancia sanitaria invaluable. Además, es de suma importancia este trabajo ya que una eventual desaparición de esta fauna provocaría un incremento en las poblaciones de insectos transmisores de enfermedades como la malaria, dengue y fiebre amarilla.

Se consideran buenos bioindicadores ya que desarrollan su ciclo vital en dos medios distintos, el terrestre y el acuático y poseen características fisiológicas tales como una piel permeable, que les hace ser muy sensibles a la contaminación ambiental. La estación primaveral incrementa los procesos reproductivos de los anfibios, cuidar los ambientes acuáticos es responsabilidad de todos para que tengan espacios para reproducirse.

Misiones es la provincia donde se registra el mayor número de especies de anfibios en la Argentina. Al día de hoy se conocen 55 especies de anuros, pero se siguen registrando y describiendo nuevas. Esta abundancia está relacionada con las condiciones climáticas y la sorprendente oferta de hábitat, tanto en el eje horizontal como en el vertical del paisaje. La selva atlántica interior o selva paranaense –de la cual la selva misionera es el mayor parche que queda en pie– constituye al mismo tiempo uno de los paisajes más biodiversos del mundo y uno de los más amenazados.

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