Por José Manuel López-Cózar

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Control+Z. Deshacer. Cuántas veces hemos soñado con revertir un problema apretando un simple comando en el teclado del ordenador. Desde la Primera Revolución Industrial, el progreso ha traído consigo una mejora espectacular en las condiciones de vida de la Humanidad, pero, a cambio, hemos acumulado una deuda con el planeta que pronto será imposible de satisfacer si no reducimos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). A pesar de los acuerdos internacionales para limitar el calentamiento global de la Tierra, los expertos alertan de que estas medidas podrían ser insuficientes si no actuamos con rapidez y desde muy diversos ámbitos al mismo tiempo.

En la actualidad existe un amplio abanico de tecnologías que pueden contribuir a reducir las emisiones de CO2 y otros gases efecto invernadero que causan el cambio climático. Hay cierto consenso en el sector energético en que la electrificación del transporte y el fomento de las renovables van a ser grandes protagonistas del futuro, pero también lo serán los biocombustibles, los combustibles sintéticos, el hidrógeno y la captura y almacenamiento de CO2. “Todas las soluciones han de ser bienvenidas, sin ser excluyentes unas de otras”, volvía a insistir recientemente Antonio Brufau, presidente de Repsol, en la inauguración de una planta de biocombustibles en Cartagena (Murcia). “No es realista pensar que, con un reto tan complejo, en un mundo tan cambiante, la solución al cambio climático vendrá de la mano de una única tecnología o fuente de energía”.

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Posible solución contra el cambio climático

El propio Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en el Informe de abril de 2022 reconoce el valor de las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 para reducir las emisiones de GEI a gran escala. Los científicos del IPCC estiman que, en función de cuánto sigamos emitiendo, necesitaremos retirar entre 100.000 millones y un billón de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera antes de final de siglo, ya sea mediante procesos naturales (plantación de árboles) o soluciones tecnológicas (sepultar grandes cantidades de CO2 en el subsuelo).

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Enterrar CO2 en el subsuelo

La mayoría de las iniciativas para la captura y almacenamiento de CO2 basadas en soluciones tecnológicas tienen como objetivo imitar los procesos naturales que han ocurrido en la Tierra durante millones de años para la formación de grandes yacimientos de combustibles fósiles. En concreto, se centran en atrapar las partículas de CO2 suspendidas en el aire para que, a través de una serie de reacciones químicas, se almacenen y se fijen en el subsuelo, aprovechando las grandes cavidades de petróleo o reservas de gas natural.

Grandes compañías norteamericanas y europeas del sector energético trabajan desde hace varias décadas en replicar almacenes de gas y petróleo, en los que una capa rocosa impermeable, denominada sello, impide que estos materiales suban a la superficie. Una de las soluciones comerciales más avanzadas en estos momentos consiste en capturar el dióxido de carbono de la atmósfera para disolverlo en agua y bombearlo a gran profundidad, donde al contacto con formaciones rocosas de basalto se transforma en minerales de carbonato estables. La principal ventaja de las rocas basálticas es que son ricas en calcio, magnesio e hierro participando en la mineralización del carbono.

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Eliminar dióxido de carbono de las fábricas

Según un estudio publicado en Journal of Materials Chemistry, el CO2 que emitimos a la atmósfera podría recogerse de las fábricas para crear nuevos productos químicos comercialmente valiosos. La investigación muestra que un nuevo marco organometálico (MOF), cargado con un químico industrial común, óxido de propileno, puede catalizar la formación de carbonatos cíclicos mientras se elimina el dióxido de carbono de gases de combustión de fábrica.

Este descubrimiento se suma a otros sistemas artificiales de captura y almacenamiento de CO2 que tienen un enorme potencial, pero a día de hoy son poco eficientes o demasiado costosos. Razón por la cual las principales organizaciones ecologistas consideran que las soluciones tecnológicas para la eliminación de CO2 resultan “una distracción peligrosa” y que la solución al cambio climático pasa, fundamentalmente, por reducir las emisiones de CO2 de una forma drástica y efectiva, apostando por las energías renovables y la electrificación del transporte.

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Productos fabricados con CO2

Las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono también se desarrollan en otras muchas aplicaciones de uso comercial que abren la puerta a nuevas oportunidades en la lucha contra el cambio climático en sectores tan variopintos como el calzado, las bebidas espirituosas, la fabricación de materiales de construcción o productos farmacéuticos y de higiene personal. Sorprendente, ¿verdad? Sigue leyendo y conocerás algunos de los usos que se le puede dar al CO2 en la elaboración de productos que forman parte de nuestro día a día.

La firma Covestro ha desarrollado la tecnología Triturn, que permite reutilizar el dióxido de carbono como materia prima en la producción de polioles. De esta forma, se reemplaza con CO2 hasta el 20% de esta materia prima que sirve para endulzar productos alimentarios (golosinas, chocolates, helados…) y productos farmacéuticos y de higiene personal (pasta de dientes, pastillas para la tos, enjuague bucal…).

Por su parte, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) participa en un proyecto de investigación para convertir el CO2 procedente de emisiones industriales en productos químicos de alto valor añadido con aplicación en la industria del calzado y del mueble. Además, desde hace años, Aimplas coordina un proyecto de investigación destinado a obtener diferentes sustancias para la fabricación de adhesivos, pinturas y tintes a partir de una fuente renovable, como son las microalgas. Estas plantas se cultivan con las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la industria cementera o instalaciones de producción eléctrica, contribuyendo a reducir el impacto de las emisiones de GEI en el medio ambiente.

Contaminación por CO2 para tu bebida con gas

Precisamente, los cultivos de microalgas han sido propuestos desde hace más de cincuenta años como forma de reducir el calentamiento global. La mayor ventaja derivada de su uso es que necesitan fuentes de CO2 y presentan altas productividades consumiendo pocos recursos, como explica Cynthia V. González López, de la Universidad de Almería, en su artículo El interés de las microalgas como fuente de biocombustibles limpios.

La Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) señala que las famosas burbujas de carbono disuelto intensifican el sabor y el aroma de los refrescos. Esta particular sensación se consigue mezclando CO2 con agua, por lo que se abre la puerta a dar un nuevo uso a las emisiones de GEI. Es el caso de marcas tan conocidas como Coca-Cola, que en colaboración con la startup Climeworks, se ha propuesto capturar el 1% del CO2 global en el año 2025 para la fabricación de su agua con gas Valser.

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CO2 convertido en las baldosas de tu baño

Por último, conviene recordar que el CO2 es un elemento esencial para la fotosíntesis de las plantas. Por ello, los invernaderos necesitan contener importantes niveles de dióxido de carbono, lo que significa una aplicación adicional para compensar las emisiones.

También es posible convertir el CO2 en materiales sólidos para la producción de asfalto,  hormigón y soluciones constructivas. La statup Carbon Craft Design es una empresa de innovación de materiales con sede en Mumbai (La India) que cuenta con una patente industrial que captura las emisiones de carbono del aire para convertirlo en baldosas y azulejos de uso constructivo. El autor de este innovador material asegura haber encontrado en la polución un recurso para construir azulejos de diseño: “somos un grupo de arquitectos e ingenieros que desarrollan productos fabricados con partículas de carbono para las demandas de construcción del mundo contribuyendo, al mismo tiempo, a mitigar la contaminación del aire a gran escala”.

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#PA. Neumáticos Verdes.

21 de mayo de 2022.